El Principio de Mínimo Privilegio (Principle of Least Privilege – PoLP) es una piedra angular de la ciberseguridad. En su esencia, dicta que a cada usuario, proceso o programa se le deben conceder solo los permisos estrictamente necesarios para realizar su función específica, y nada más. La teoría es simple y universalmente aceptada. Sin embargo,
Imagina por un momento que cualquier empleado en tu empresa tuviera acceso a toda la información y todos los sistemas, sin restricciones. Aunque pueda sonar cómodo, en realidad esto representa un riesgo enorme de seguridad. La mayoría de las brechas de ciberseguridad surgen precisamente por la falta de controles efectivos sobre quién puede acceder a